La dentadura es el espejo del alma. Cuando ves a una persona con la boca cuidada, sana y limpia, sabes perfectamente que será igual para todo. Y al contrario ocurre lo mismo. Cuando ves a una persona con la boca fea, sucia y mal cuidada pues en seguida piensas que todo es igual. Por eso cuando hay alguien decide ponerse una ortodoncia me parece genial. Es una gran forma de dar un cambio a la vida para sentirse guapo o guapa. Aunque muchas veces nos hacemos la gran pregunta, ¿por cuánto dinero sale una ortodoncia?
Es complicado hacer una tabla de precios pues los conceptos que se manejan y sobre los que se cobra son múltiples y cada doctor puede tener una forma muy distinta de referirse a cada concepto pero la guía siguiente es bastante aproximada.
Menos de 1.000 euros
Por ejemplo puede valer entre 700 y 1.500 euros, cuando se refiere a niños pequeños que todavía tienen dientes de leche. Se trata de interceptar el desarrollo de una maloclusión. En este concepto se incluyen muy diversos aparatos (Botón de Nance, Quad Hellix, disyuntor, Anclaje extraoral, aparato funcional para estímulo del crecimiento mandibular, Barra Transpalatina, placas, lip bumper,…) con brackets o sin ellos.
Entre 1.200 y 1.500 euros
Entre 1.200 y 1.500 euros pueden valer unos brackets para un adulto. Es muy importante señalar la calidad de los brackets pues van a influir mucho en el precio final. El precio de un bracket muy bueno puede ser hasta del 1000% más caro que el de uno malo o comprado en China con una manufactura que deja mucho que desear. Se está viendo como lo barato sale caro. Puede costar hasta 10 veces más un Bracket adecuado con una garantía por parte del fabricante que otros brackets muy malos pero que al ser un producto muy pequeño no se aprecian de verdad las diferencias.
No se crea el argumento de las grandes cadenas de clínicas dentales que dicen que al hacer grandes compras de brackets el precio del bracket baja muchísimo pues los brackets inciden solamente en un 10% del precio final del tratamiento. Solo hay que ver que luego las cadenas acaban cerrando y dejando a los pacientes en la calle y estafados.
También es fundamental la calidad de los alambres que se llevan. Parece que no es importante pero, en realidad, son la base del adecuado movimiento de los dientes sin que se produzcan dolores. Pida a su ortodoncista tocar un alambre para que compruebe la diferencia entre un alambre rígido (por ejemplo, de acero) y un alambre elástico (por ejemplo, de níquel-titanio o titanio-molibdeno).
Los alambres de níquel-titanio cuestan 10 veces más que los de acero y por tanto, suben el precio de la ortodoncia pero hay una diferencia brutal para el paciente. Con estos alambres elásticos el confort es máximo y las posibles secuelas de un tratamiento de ortodoncia (reabsorción radicular, necrosis pulpar, etc.) son mínimas o inexistentes.
Un lujo
Y si queremos subir el nivel, se puede llegar hasta los 4.000 euros. Estos brackets son los últimos que han aparecido y los más avanzados tecnológicamente. Se reconocen porque no necesitan ligaduras elásticas para unir el alambre al bracket.
Con ellos se consigue que el diente se mueva mejor recibiendo menos fuerza por parte del alambre, haciendo tratamientos más cortos y pudiendo ver al paciente cada 8 semanas y no cada 4 semanas como es habitual en tratamientos con brackets normales. Por tanto, son tantas las ventajas y de tanto valor que exija a su ortodoncista que le pongan brackets de autoligado o de baja fricción tipo Damon.
Lo mejor es ponerse en manos de profesionales como los de la Clínica Dental Galván Lobo, una clínica dental especializada en odontología y cirugía maxilofacial. Nació de la mano del Dr. Guillermo Galván Guerrero y la Dra. Pilar Lobo Valentín con el fin de ayudar a las personas a restablecer su salud bucal planificando tratamientos basados en un diagnóstico integral y la evidencia científica, y utilizando las últimas tecnologías para tratar a personas con nombre y apellidos. Una de las técnicas usadas en la salud oral y maxilofacial.
Como puedes ver, ponerse ortodoncia es un esfuerzo económico pero a la postre merece la pena, porque por la boca entra la salud y también el estado de ánimo.