Los avances científicos y tecnológicos que están revolucionando las ciencias de la salud durante los últimos años han llevado a la Odontología a dar un paso más. Gracias a todos estos estudios y mejoras se ha producido la aparición de una nueva metodología de trabajo conocida como odontología mínimamente invasiva, en la que el objetivo principal es la máxima conservación de nuestros dientes desde un prisma multifactorial.
Nos encontramos en un momento que un sector de la odontología se dedica con vehemencia a la técnica del “quita y pon”. Incluso desde el Consejodentistas, alertaron el año pasado del auge desmedido de la colocación de los implantes dentales, abogando, siempre que sea posible, por aunar todos los esfuerzos en conservar las piezas dentales del paciente.
En contraposición surge una nueva corriente, de mínima intervención, orientada cada vez más hacía a un enfoque de actuación menos drástico, mucho más natural y conservador. La Odontología mínimamente invasiva consiste en conservar y cuidar los tejidos óseos, periodontales y dentarios del paciente, utilizando procedimientos menos agresivos y más conservadores, y más en sintonía con el concepto de la salud dirigida a la conservación del cuerpo humano y de su función.
Con esta nueva metodología el profesional lo que hace es centrar su atención de manera prioritaria en determinar cuál el origen y la naturaleza del problema y en actuar en consecuencia para salvar tejido oral duro y suave, con el principal propósito de conseguir que el paciente disfrute de una óptima salud oral para toda la vida. Para conseguir su objetivo lo que hará es evitar los tratamientos más agresivos, siempre que sea posible, además de enseñar y guiar a los pacientes para evitar posibles enfermedades bucodentales.
Fundamentos
La Odontología mínimamente invasiva es una filosofía, que se sigue desde la primera consulta, que se basa en los siguientes principios:
- Prevención: desarrollando todo tipo de protocolos para poder proporcionar un diagnóstico precoz y personalizado, a través de la realización de un estudio de salud y de los hábitos del paciente con el fin de tratar un plan a largo plazo en el que primen el cuidado y conservación de su boca.
- Detección de factores de riesgo: el objetivo es identificar todos los factores, tanto genéticos como sus hábitos, para poder prevenir enfermedades antes de que ocurran.
- Alimentación: dando unas pautas para seguir una buena alimentación que mantenga la salud bucodental.
- Higiene: enseñando a los pacientes a realizar una higiene correcta y profunda para evitar enfermedades como la gingivitis.
- Tratamientos poco invasivos: buscando mantener y conservar las estructuras propias de los dientes y los tejidos orales. Con cualquier tratamiento se evita dañar y eliminar tejidos sanos.
- Uso de biomateriales o materiales sin efectos secundarios: priorizando el uso de materiales que creen un impacto visual y biológico bajo en la vida del paciente.
Técnicas
Los profesionales que llevan a cabo el desempeño de su profesión desde este prisma pretenden intervenir lo menos posibles en todo tipo de tratamientos, aunque por ejemplo el caso de los implantes, al tratarse de un tratamiento más complicado no puede considerarse mínimamente invasivo.
Sin embargo, sí que existen otras técnicas que tienen un impacto mínimo en las estructuras orales:
- Remineralización
- Abrasión por aire
- Selladores dentales
- Inlays y onlays
- Férulas dentales
Beneficios
Ser conscientes de que existe una correlación entre nuestra salud dental y nuestra salud física es un beneficio que perdura toda la vida. Una salud bucodental deficiente puede alertar a los profesionales sobre carencias vitamínicas, falta de minerales o estados nutricionales deficitarios, así como de la aparición de enfermedades sistémicas que afecten a otras partes de nuestro cuerpo como ocurre con la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
Por esta razón, solucionar un problema quitando una pieza dental para sustituirla por un implante no es suficiente, lo principal es averiguar qué es lo que ha ocasionado la pérdida del diente. Así se podrá trazar un plan para proteger al resto, cuidando de nuestra salud y protegiéndonos para un futuro.
La conservación de los dientes como principio básico también va ligado a la funcionalidad y a la estética de nuestra boca, sin olvidar que los aspectos conservadores y la prevención pueden, además, suponer un ahorro para cada paciente.
Establecer la visita a la consulta del dentista como un proceso rutinario de prevención y no solo de solución de problemas permite que la relación directa que se suele hacer entre dentista y dolor, desaparezca. De ahí que unos de los principales beneficios sea la reducción del miedo a estas citas. Convertir la visita en un hábito continuado y positivo es el mejor camino para establecer una relación de confianza con los pacientes y permite mejorar, en general, la imagen que se tiene de la Odontología.