Salud mental con menos profesionales

Nuestro país sufre de un extraño paradojismo en ciertas cuestiones. En lo que a salud mental respecta, un tercio de la población, sufre algún tipo de trastorno o problema de carácter psicológico o psiquiátrico. La ansiedad, el estrés o la depresión son los más habituales. Sin embargo, a pesar de ese crecimiento de personas que sufren este tipo de problemas, el Ministerio de Sanidad, propone una merma en los profesionales dedicados a la atención sanitaria relacionada con la salud mental. Esto supone reducir los psiquiatras y psicólogos clínicos de la sanidad pública. Algo que cuesta entender e incluso, creer.

Ahora que los problemas mentales están dejando de ser un tema tabú en la sociedad y la población reconoce padecer alguno de ellos sin demasiado tapujo y no se demoniza, resulta que no pretende contar con más atención especializada. Al contrario, se estima una reducción del diez por ciento. Sabiendo que la salud mental que proporciona la sanidad pública es deficiente, esta decisión no deja de resultar controvertida. De hecho, los datos confirman que un sesenta por cien de los pacientes que requieren tratamiento psiquiátrico no lo está recibiendo.

Dadas las circunstancias, lo que debería prever el gobierno y, concretamente, el Ministerio de Sanidad, es la necesidad de incrementar las plazas un cinco o diez por ciento o alcanzar el ratio de profesionales que tienen los países que forman parte de la Unión Europea. El “Plan de Acción de Salud Mental 2025-2027” presentado meses atrás por el Ministerio de Sanidad, propone una reducción del diez por ciento en lo relativo a la oferta para la formación en las especialidades esenciales en la salud mental. Es decir, la psiquiatría, la psicología clínica y la enfermería de salud mental.

Dentro de un contexto complicado en el que, como ya hemos dicho, un sesenta por cien de los pacientes no reciben el tratamiento psiquiátrico necesario, no deja de ser llamativo que el ratio de profesionales sea de los más bajos de Europa. En otros países existen dieciocho especialistas por cada cien mil habitantes, en España la media es de ocho a diez, en función de la comunidad autónoma.

Una propuesta con impacto negativo

Basta con preguntar a un profesional de la salud mental, tanto del ámbito privado como público, para conocer el impacto negativo que tiene esta decisión. Como nos cuentan los profesionales de la psicología de Canvis, la salud mental es esencial para la población. Sin una buena salud mental, la salud general empeora. Esta afirmación es una realidad. Por lo que una de las líneas más controvertidas del citado plan, es precisamente esa reducción del diez por cien en las plazas acreditadas ligadas a la salud mental.

Profesionales de la psiquiatría, alegan que esta propuesta implica disminuir los recursos humanos destinados a la salud mental, donde ya se acusa la escasez de profesionales. Por lo que los mismos especialistas en salud mental, consideran esta propuesta como un grave error. La oferta de plazas roza el cien por cien, por lo que una reducción de las mismas, no va a hacer, sino empeorar una asistencia deficiente. Se trata de una propuesta sin sentido, ya que lo que habría que considerar es un aumento de las plazas, sobre todo en especialidades tan críticas como la psicología clínica.

Como cabe esperar, el plan de acción propuesto, ha sido criticado y cuestionado por carecer de un aval por parte de los expertos y profesionales del sector. La propia Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) junto a otros organismos de referencia, han dejado constancia de su desacuerdo con varios de los puntos que componen el plan. Llegando a retirar su apoyo al documento.

Por otro lado, la manera en la que se ha elaborado el controvertido plan, ha generado gran malestar entre los diferentes profesionales de la rama sanitaria. Muchos de los cuales, consideran que no se ha realizado la consulta adecuada y el contenido es un reflejo de la voluntad política y no de una necesidad real.

Otro de los puntos candentes, es la propuesta de prescripción de los psicofármacos necesarios. Igualmente rechazada por la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. Esta medida no hace, sino poner en duda, la validez que puede tener un tratamiento farmacológico en el campo de la salud mental. Lo que sugiere la SEPSM es que se hable de hacer un uso adecuado de los psicofármacos en lugar de caer en una reducción sistemática de su prescripción facultativa.

Lo más irónico de todo esto, es que tanto la ministra de sanidad como su secretario de estado, consideran que las claves de su estrategia para mejorar la salud mental de la población, es mermar los recursos y no prescribir los fármacos necesarios como se viene haciendo. Todo esto cuando sé pública un estudio en la prestigiosa revista científica The Lancet, sobre la incidencia de los primeros episodios de psicosis a nivel mundial, en el que consta que uno de los mayores problemas con los que cuenta la salud mental, es la accesibilidad a los diferentes tratamientos. Existe una proporción importante de pacientes con trastornos mentales que no tienen acceso al tratamiento adecuado para su dolencia.

La salud mental de nuestra sociedad en datos

Los datos que arroja el último estudio internacional sobre problemas de salud mental, llevado a cabo en dieciséis países, sitúa a España en una posición poco favorable. Un treinta y cuatro por cien de la población, padece algún tipo de trastorno mental, mientras que países como Suiza y Francia, se quedan en un veintiséis. En primer lugar, se sitúa Estados Unidos (lo que no nos sorprende) con un cuarenta por cien y Reino Unido con un treinta y siete.

Por si no fuera suficiente contar con un tercio de la población aquejado de algún problema mental, las cifras han aumentado respecto a otros años, cuando el porcentaje se quedaba en el veintiséis o veintiocho por cien.

De ese porcentaje, se deduce que la salud mental se ha convertido en un problema de primer nivel en nuestras fronteras. Un tercio de la población reconocer padecerlos, un diecisiete por ciento, afirma sufrir depresión y otras dieciséis ansiedades, fobia o estrés postraumático. Con los datos en la mesa, lo que se necesita es disponer de los profesionales de la psicología suficientes, para poder mejorar la situación emocional de los ciudadanos que lo necesiten.

El mismo estudio, señala a España como uno de los países con más estrés. El sesenta y dos por ciento de la población, se siente bastante estresado, siendo el dato más alto obtenido en los tres últimos años. El sesenta y ocho por cien asegura no ser capaces de relajarse y el sesenta y siete, alega sentirse abatido y triste. Un treinta y seis por ciento, sintió la semana previa al estudio, estar a punto de entrar en pánico.

Otro de los datos relevantes que arroja el estudio, es que somos uno de los países que más acude al centro médico. Un sesenta y cinco por cien afirma que, en el último año, ha visitado al especialista por algún problema relacionado con la salud mental. El treinta y dos por cien asistió a la consulta del psicólogo o psiquiatra y un dieciséis por ciento, reconoce haberse hecho un autodiagnóstico tras una investigación en internet. Lo que se puede entender dadas las circunstancias y que para acceder a un psiquiatra o psicólogo, hay que esperar meses.

Si pasamos al tema de los medicamentos, en nuestro país, un veintisiete por ciento, reconoce tomar ansiolíticos, somníferos o antidepresivos una vez al mes. En tanto que un dieciséis, lo hace una vez a la semana.

En cuanto a los motivos que hacen que la salud mental se vea afectada, el treinta y cuatro por cien alegan sufrimiento psicológico, el veintiocho la situación financiera complicada en la que se encuentra y el veinticinco por cien, se siente afectado por el aislamiento social.

Lo que nos queda más que claro es que la salud mental es un problema real. No se trata de locos y cuerdos como ocurría hace unos años. Ahora, acudir al psiquiatra o al psicólogo no es sinónimo de locura y camisa de fuerza. Afortunadamente, hemos comprendido que tener un problema mental, es igual que tener un problema de corazón. Es tratable y se puede superar o vivir con ello. So pena que, llegados a este punto, en lugar de reforzar la salud mental pública, se pretenda hacer lo contrario.

Contar con un buen sistema de salud es indispensable. A todos los niveles. No solo hay que cubrir las especialidades más habituales, hay que cubrir todas aquellas en las que exista una incidencia notable. La salud mental es una de ellas. Los problemas de la sociedad desembocan en la psique de los ciudadanos y es necesario que se les pueda proporcionar el cuidado y apoyo necesario.

Si bien es cierto que fuera de la sanidad pública existen infinidad de profesionales tanto en psiquiatría como en psicología, a muchos ciudadanos esa posibilidad les resulta algo imposible. La sanidad pública española no goza de su mejor momento en general, pero en lo relativo a la salud mental, nunca fue suficiente y parece que nunca lo será.

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