Se acerca el mes de diciembre y, con él, las reuniones familiares, las cenas de empresa y con amigos, donde no podrá faltar la buena comida y el buen vino que la acompañe. Es aquí donde reside la importancia de acertar con el vino que escojamos pues, si bien la protagonista de estas reuniones es la comida, un buen vino será lo que potencie su sabor o el que la estropee.
El vino siempre ha sido el acompañante predilecto paras las comidas y las cenas en las casas de nuestro país, aunque ya desde hace algún tiempo, las principales organizaciones de la salud advirtieron de que el consumo abusivo es altamente nocivo para nuestro organismo, relegando a la hora de las cenas el momento de tomar esta bebida y aconsejando la ingesta de solamente una copa para acompañar la comida. Después de esto, en muchas casas y sobretodo en las de las nuevas generaciones, se reserva el vino para las ocasiones especiales.
Esta evolución ha llevado a un cambio en la manera de escoger el vino, pues no es lo mismo escoger uno que beberemos a diario para acompañar una comida, que el que reservaremos para dos o tres ocasiones al año y que compartiremos con familiares y amigos. Además, lo que al principio era una bebida popular y democratizada, en los últimos años el vino ha sido publicitado como una bebida en la que hay que invertir algo más de dinero si queremos que tenga algo de calidad, una bebida reservada para una élite experta en la materia, pues ha de saberse escoger en base a unas notas de sabor y un color que solamente las personas que hayan practicado algún curso o hayan visitado alguna bodega y realizado una clase de cata de vinos, o por supuesto que se dedique a ello profesionalmente como los enólogos o los sommeliers, poseerán el criterio adecuado para la mejor elección de este tipo de bebida. Nada más lejos de la realidad, pues el vino, aunque es cierto que hay que analizar algunas de sus características antes de comprarlo y servirlo, es más una cuestión de gustos y de criterio personal que una bebida a analizar de manera concienzuda antes de tragarla. Solo ha de seguir unos pasos muy sencillos si este año desea comprar el vino que se beberá en sus reuniones sin arriesgarse a no acertar con su elección.
Para escoger el vino adecuado, primero cederemos el protagonismo al menú que tomaremos, y en función de la elección de sus platos, elegiremos uno u otro, pudiendo además combinarlos según sea el acompañante del primer o el segundo plato. Así, si el primer plato o los entrantes consisten en pescados como el salmón ahumado o marisco como gambas y langostinos o pulpo, escogeremos un vino blanco y atenderemos después al tipo de uva que más nos place, esto es, verdejo, albariño, godello, ribeiro, etc. Luego, si preferimos un vino seco, afrutado o quizá semidulce. Con el plato principal, en el caso de que también sea un pescado, permaneceremos con el vino blanco o cambiaremos a uno rosado si nos apetece variar en la bebida. En cambio, si el segundo plato del menú es, como es más común, algún tipo de carne como pavo, cerdo, ternera o cordero, escogeremos un vino tinto según su denominación de origen en primer lugar, es decir, entre Rioja, Ribera, Toro, etc, y luego elegiremos entre un tempranillo, reserva o gran reserva atendiendo a si preferimos unas notas más fuertes que casen con el plato o quizá más suave para que no nos acabe pesando su sabor.
ACERTAR CON EL VINO NUNCA FUE TAN SENCILLO
Como vemos, al contrario de lo que se ha publicitado en los últimos años con respecto a la elección del mejor vino para acompañar la comida, no reside en su precio ni en sus notas al final del paladar. Se trata más bien de una elección de gustos personal y de guardarlo a la temperatura adecuada para que llegue a la mesa y se sirva a unos grados óptimos, que dependerá del tipo de vino y que siempre vendrá reflejado en el etiquetado de la botella. Por esto, si este año deseamos aportar nosotros la botella que se servirá en la comida o la cena pertinente, deberíamos atender a esta última premisa y cuidar la temperatura óptima de la botella.
Sin embargo, esta tarea es más complicada de lo que aparenta pues debemos poseer una nevera a una temperatura regulable especial para el vino: una cava o vinoteca donde preservar las botellas y, en el caso de escoger un vino blanco, además una cubitera para dejar en la mesa o sus proximidades y así preservar el frío de la botella durante toda la comida. Si además desea cuidar el detalle en profundidad, escogerá las copas más adecuadas para cada tipo de vino además de un decantador donde verter el vino de la botella que preserve su aroma y sea de un diseño especial que estilice el color del vino al deslizarse por este recipiente al servir las copas. Con todos estos elementos, este año será usted el mejor anfitrión de las reuniones navideñas, o quizá le haya parecido una buena idea para hacer un regalo en estas fechas pues conoce usted a alguien que siempre ha sentido predilección por el vino y siempre se ofrece a llevarlo en sus reuniones. Sin embargo, si aún no conoce bien cómo escoger todos estos accesorios, le recomiendo que asista a alguna tienda especializada donde venga todo especificado y le puedan aconsejar, o bien que visite alguna página web como Exportcave, donde además de ofrecerle estos y muchos más elementos que podría adquirir, los expertos en vinos y su conservación le explicarán la función de cada una de ellas para que pueda escoger con criterio. Como vemos, la elección del vino es importante, pero más importante es su conservación y presentación para acompañar nuestros menús de navidad con la mejor bebida.